miércoles, 24 de octubre de 2012



  Nunca, nunca me negué a llevar a nadie con algún tipo de minusvalía.
  Son las dos de la noche de un sábado cualquiera y una pareja me da el alto, ella con los típicos movimientos convulsos de alguien que tiene parálisis cerebral. Vestidos de acorde al sitio donde les recojo, Castellana con General Oraa.
   Cuando suben habla él.
-A Fermín Caballero-.
  ¡Los cojones parálisis cerebral! Un pedo que no se tiene es lo que lleva encima.
  Me sale una mueca retorcida al arrancar. A los cien metros escucho una mezcla de tos, eructo y estornudo.
  Clavo los frenos y de la mejor manera posible les digo que preferiría que fueran en otro coche (no estoy obligado a llevarles), que no les cobro nada.
  Respuesta:
-¡Te ‘foy’ a dar mi nombre, dni, ‘direción’ y lo que quieras! ¡’Bara’ que me denuncies!-.
-¿Cómo dice?-.
-¡Que me denuncies ‘borque’ no te voy a ‘bagar’!- Me suelta digno y ofendido.
  Aguanto la risa a la vez que le hago ver su metedura de pata. Les costó casi un minuto salir del coche.
  Continúo y al mirar por el espejo veo a una señora bien vestida, de unos cincuenta años vomitando en la Castellana.




2 comentarios:

  1. Hermano, está muy bien de vez en cuando, uno vuelva a sus raíces para reencontrarse consigo mismo, y después recobrar la ilusión y la fuerza necesaria para hacer de nuestra profesión algo bonito y digno. Sigo confiando al 100% que en este grupo está la gente más válida para reconducir nuestra penosa situación (excluyéndome a mi mismo, por supuesto), y uno de los grandes estandartes es un tal David Torres

    Un abrazo muy fuerte tocayo.

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  2. Pero que grande eres, tocayo. Da besos, que hoy los necesita.

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