jueves, 19 de marzo de 2015

El Sanvi, mi escondrijo.



Pues sí, día de sentimientos encontrados. Soluciones pasajeras y decepciones esperadas, ni una más ni una menos.

Salimos ganando, en casa salimos ganando, repito como mantra.

Foto: Raúl Alonso
Habrá tiempo, tiempo áureo como el sol de primavera para disfrutar de los Míos, de Chema, de mi “Sanvi”, ese sitio que no es más que la extensión de lo que pienso, el cobijo de la colaboración, eso que ha escaseado plenamente en este último año de mi vida debido a mi ausencia perenne en pro de no sé que intento de grandeza, esa que tienen todos aquellos que con sólo mirarte saben lo que tienen que dar, o lo que necesitan sus alumnos, sus ahijados. Ellos que también saben recibir el ninguneo de administraciones, incomprensión de padres y parte de la sociedad, son quienes se han convertido en amigos en la distancia, palabras de ánimo cuando lo necesitas y consejo limpio, sin dobleces.

En definitiva, son la sencillez de lo que deben ser las relaciones humanas, por eso están en este Colegio y forman el equipo de Javi, el hijo de Don Andrés. Equipo donde un profesor maestro puede dar clase a tres generaciones, al final un poco desfasado en método, pero trasmisor del saber que debe venir de cuna. Hay otros que ya están tomando el relevo. Están los jóvenes, los que crían a los canijos de tres años, los socializan y hacen que empiecen a saber lo que significa compartir. Está enfermería, psicología, el superpluriempleado de deportes, limpieza, cuidados en comedor con sus turnos diabólicos, los de primaria, unos auténticos máquinas que van los sábados a ver cómo juegan sus niños en competición, o que se abrazan con ellos en medio del pasillo. Los de la ESO, especie aparte que torea cada día con esa locura hormonal que es la adolescencia.

Todos, desde el primero hasta el último, Enrique, Javi, Paco, Anasta, Mar, Marta, Pepi, Amaya, Ramón ¡Ay Don Ramón! Clara, Montse, Luisa, Sergio, Mari, Mari Ángeles, Miguel, Amparo, Raquel, Laura, Cristóbal (con tilde), David, Mónica, Víctor, Brian, otro Javi, Ana, “El Dire” y Chema, que es parte del colegio ya de por vida, el AMPA al completo que aquí no lleva “h”, el montón de antiguos alumnos que se reincorporan ayudando, dando clases de actividades, formando un club deportivo paralelo al camino académico, Pedro, Dani, Álvaro, antes Pablo, todos ellos son una mano amiga, una forma de ver la vida, un ejemplo y un impulso cuando falta fuerza.

martes, 17 de marzo de 2015

¡Culos!



El Culo de la rubia de la nevera mágica, el de la taxista nueva de la terminal 4, el de la camarera que tiene a todo el personal pidiendo café, el temblequeante y desnudo culo de la Verdú en “Y Tu Mama También“, el mío, el de la pipera de Gran Vía que dijo Luis Aragonés.
Tremendos escaparates de la sexualidad más ancestral, pieza de carne codiciada para ellas tenerlo, y para ellos poseerlo ¡Dios, que ataque de machismo!

Importante y significativo como para que dos tetas juntas se conviertan en un Culo.
Una isla en un mar de piernas, un farolillo rojo en cualquier carretera, un accidente de tráfico en leggins, la perdición de cualquier fotógrafo y de cualquier voyeur, como yo.



miércoles, 11 de marzo de 2015

La Tita Mari



Desde Chamberí me acompaña una gitana. Gitana, gitana de moño en alto y tetas como montañas. Atasco monumental para llegar a Antón Martín, otro de esos que hacen que los tassiss no sean rentables, un tarado que se cruza zigzagueando.

                -“Tu fíjate que estrenábamos en Aranjuez e íbamos a ir solos mi marido y yo, pero por casualidades de la vida, una amiga mía, fotógrafa que no le gustaba el flamenco, se apuntó a última hora, para acompañarnos el primer día. Luego, por otro lado, el hijo de la Tita Mari se vino con nosotros porque íbamos a última hora y él tenía que hacer.

Pues vino una curva y ellos, que no tenían puesto el cinturón, salieron disparados. Se mataron los dos ahí.”

-“… Y el hijo de la gran puta de mi ex, mi marido de entonces, aunque estuvo a punto de morirse no fue capaz de preguntar a los padres qué tal estaban. El cabrón se descolgó diciendo que la culpa no era suya, que ‘haberse puesto el cinturón’. Para que no denunciaran. Y eso que cuando él estuvo tan mal me ayudaron en todo ¡con un hijo muerto!

Eso me pasa por casarme con un pusilánime [sic]. Su madre era quien mandaba en su vida.”

-Y la Tita Mari ¿sigue siendo la ‘Tita Mari’?

-“Por supuesto. Ella y su marido son como de la familia, por suerte se dieron cuenta de todo. Imagina, hasta mi familia dejó de hablarme por culpa del tío ese. Pero bueno, todo aquello ya se acabó.”


Nunca hasta entonces había sentido tanto aprecio por una cliente, alguien que habló con cariño de todo el mundo excepto de aquel que hizo daño, no a ella, sino a los demás.

Al final hubo tocamientos. Abrazo fuera del coche y cuatro manos amontonadas apretando fuerte.


miércoles, 24 de octubre de 2012



  Nunca, nunca me negué a llevar a nadie con algún tipo de minusvalía.
  Son las dos de la noche de un sábado cualquiera y una pareja me da el alto, ella con los típicos movimientos convulsos de alguien que tiene parálisis cerebral. Vestidos de acorde al sitio donde les recojo, Castellana con General Oraa.
   Cuando suben habla él.
-A Fermín Caballero-.
  ¡Los cojones parálisis cerebral! Un pedo que no se tiene es lo que lleva encima.
  Me sale una mueca retorcida al arrancar. A los cien metros escucho una mezcla de tos, eructo y estornudo.
  Clavo los frenos y de la mejor manera posible les digo que preferiría que fueran en otro coche (no estoy obligado a llevarles), que no les cobro nada.
  Respuesta:
-¡Te ‘foy’ a dar mi nombre, dni, ‘direción’ y lo que quieras! ¡’Bara’ que me denuncies!-.
-¿Cómo dice?-.
-¡Que me denuncies ‘borque’ no te voy a ‘bagar’!- Me suelta digno y ofendido.
  Aguanto la risa a la vez que le hago ver su metedura de pata. Les costó casi un minuto salir del coche.
  Continúo y al mirar por el espejo veo a una señora bien vestida, de unos cincuenta años vomitando en la Castellana.




martes, 5 de octubre de 2010

Tiempo cuatro










Parados, relojes
Que marcan el tiempo

Dispares segundos
Que surgen del suelo

Brotando, saltando
De fuera hacia dentro

El tiempo se para
Y no me arrepiento

Mi mundo siempre oculto
Por no saber mirar

Mi mundo siempre oculto
Por no querer mirar

El loco Longinos
Llamado divino

Taimado en ideas
No cuenta conmigo

Le hablo, le cuento
Lo busco, lo encuentro

Usamos la llave
Que abre el invento...



sábado, 25 de septiembre de 2010

Un día cualquiera, sí sabes qué hora es.



 Son las cuatro y veinte de la mañana y estoy en la puta calle camino de no se dónde. La primera idea es la que cuenta, a la bolsa de la T4. Miro mi teléfono y... ¡Bingo! Un mensaje de una clienta 'Me recoges a las 6:45 para ir al AVE?'. Espero en el tubo hasta las seis y media. Dos horas menos de sueño y sin clientes voy a recogerla. Me saluda con un par de besos después de vacaciones y llegamos a Atocha, quedo para recogerla por la tarde. Genial.
  Son las siete y cuarto de la mañana y soy el octavo en la fila del AVE. Esto pinta bien. Hay tres chavales al lado de mi coche, son taxistas, dos de ellos parecen hiperactivos, hablan y ríen a carcajadas gesticulando exageradamente y sin embargo ya se estaban fumando algo. Salgo a tomar el aire (limpio) y directamente comienza un interrogatorio sobre mi coche, que si cómo funciona el sistema híbrido, que si el maletero es pequeño, que si por dentro parece un avión. Les invito a pasar y les explico cómo funciona todo. Uno de ellos, el que más ganas tiene de ser el líder me dice que ya había subido en uno, una noche con sus amigos.

  En ese momento recuerdo su cara. Un sábado hacia la una y media de la mañana en el barrio de Hortaleza y dirección al centro subió con tres más, él se sentó detrás del asiento del copiloto y tardó poco en identificarse como compañero. Me dijeron que pusiera radio “jicho”, a lo que me negué en rotundo con mucho cachondeo y mi mejor sonrisa de plástico. ‘Vente de fiesta’ ‘mira cómo están esas’ '¡Ehhh! ¿Qué passsa guarras!’ ‘¿Tu nunca has follado currando? Jajaja, pero si es fácil’ ‘si se suben esas dos les saco la polla y…’
  No aguanto más -…Y se ríen de ti-, le digo. Sus amigos se descojonan mientras no sabe por dónde salir. La cosa terminó sin novedad.

  Por suerte salen, salimos de mi coche. Enfrío la conversación hasta reducirla a cero. Me encierro en mi crisálida y espero.
  Son las ocho y diez. Sube un bilbilitano, un tío excelente que va a preparar Fruit Attraction en IFEMA.





domingo, 19 de septiembre de 2010

Adrianalina y el huevo. Semana uno.

     En esta carrera por etapas hoy damos el  banderazo de salida. Madrugón para algunos, desayunamos por secciones, uno en el cole, y a correr hacia el hospital. Algo de nervios por la hora y por lo que significa este día. El segundo punto de inflexión en la pelea con la alergia al huevo de Adriana.
     Comenzamos en la planta 11 como cada 15 días. Dos pinchacitos de Xolair, uno por brazo y esperamos una horita, por si acaso.
     Descenso a la profundidad en el ascensor. Toma, hasta la -5, nos estabilizamos en la 2ª planta mientras a duras penas encontramos el despertar de los quirófanos de pediatría. Caras amables, muy amables y conocidas. Presentamos nuestras armas, polaramine, adreject y ¡un batido de cacao! para combatir y camuflar los efectos del huevo liofilizado que va a tomar.
     Nos presentan al rival, 0´05 ml. de huevo. Nos entra la risa a todos. Es una cantidad tan pequeña que cuesta encontrar una jeringuilla con la precisión necesaria para medirla.
     Son las 10:05 del 15 de septiembre de 2010 y ¡comienza la desensibilización!
     Acompañamos la toma con un poco de agua.  Esperamos media hora.
     Tranquilidad absoluta que aprovecho para conocer los intríngulis de la burocracia hospitalaria.
     10:30 h. Segunda toma.
     Subimos la dosis a 0´1 ml. Eso sigue siendo poco más que un perdigón. Se abre un debate digno de ‘La Noria’ ¿lo acompañamos con agua o introducimos el batido de chocolate? Apasionante. Sin novedad.
     Media hora más y pasamos a la escalofriante cantidad de 0´2 ml. 
     Sigue sin pasar nada. Matamos el tiempo con la Nintendo.
     Última toma. 0´4 ml. que lo que contiene en realidad son 10 mg. de huevo, es decir, la centésima parte de un gramo. Al cuarto de hora aparecen unas ligerias molestias, un dolorcillo abdominal. Inmediatamente acude la doctora Peña y Rosa, la enfermera. Palpación, auscultación. Se decide que es ¡hambre! Magnífico. Hasta mañana.

Jueves 16. Las dejo en la puerta del hospital a las 8:30 h. Papeleo y a correr hacia el despertar.
     Primera toma de 0´8 cc., segunda de 1´5 ml., tercera de 3 c.c. y cuarta de 6 ml.
     Todo esto queda aderezado por los deberes que tiene que hacer sobre la cama bajo la atenta mirada de mamá y la complicidad de las doctoras y enfermeras. El resto de niños se aplica a matar Pokemons.
     La cosa va viento en popa. Ninguna molestia, ni irritación perioral, nada. En vista de lo sucedido las doctoras deciden que sólo hay que acudir un día a la semana al hospital para subir dosis y el resto de días la toma en casa. Comentan que comparativamente con niños que tienen el mismo nivel de alergia la cosa va bien, que esperaban alguna pequeña reacción.
     Perfecto.
     Endosan una batería de instrucciones y medicamentos en función de si aparecen vómitos, dolor abdominal, irritaciones, inflamaciones, angioedema, etc. y para casa después de la última toma, el equivalente a 120 mg. de huevo sólido.
     Por la tarde aparece un ligero enrojecimiento junto a la comisura de los labios. Observación.
     Al acostarse necesita ventolín. No ha hecho ejercicio. Más observación.

     Viernes 17. Primera dosis sin el paraguas del hospital.
     Picor de garganta a los 20 minutos. Miedo.

     Sábado 18.
     Ligero enrojecimiento en el labio superior. Observación.

     Domingo 19.
     Manchitas en la cara también a los veinte minutos. Pos vale.