El
Culo de la rubia de la nevera mágica, el de la taxista nueva de la terminal 4,
el de la camarera que tiene a todo el personal pidiendo café, el temblequeante
y desnudo culo de la Verdú en “Y Tu Mama También“, el mío, el de la pipera de Gran Vía que dijo Luis Aragonés.
Tremendos escaparates de la sexualidad más ancestral, pieza
de carne codiciada para ellas tenerlo, y para ellos poseerlo ¡Dios, que ataque
de machismo!
Importante y significativo como para que dos tetas juntas se
conviertan en un Culo.
Una isla en un mar de piernas, un farolillo rojo en
cualquier carretera, un accidente de tráfico en leggins, la perdición de
cualquier fotógrafo y de cualquier voyeur, como yo.
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