Pues sí, día de sentimientos encontrados. Soluciones
pasajeras y decepciones esperadas, ni una más ni una menos.
Salimos ganando, en casa salimos ganando, repito como
mantra.
Foto: Raúl Alonso |
Habrá tiempo, tiempo áureo como el sol de primavera para
disfrutar de los Míos, de Chema, de mi “Sanvi”, ese sitio que no es más que la
extensión de lo que pienso, el cobijo de la colaboración, eso que ha escaseado
plenamente en este último año de mi vida debido a mi ausencia perenne en pro de
no sé que intento de grandeza, esa que tienen todos aquellos que con sólo
mirarte saben lo que tienen que dar, o lo que necesitan sus alumnos, sus
ahijados. Ellos que también saben recibir el ninguneo de administraciones,
incomprensión de padres y parte de la sociedad, son quienes se han convertido
en amigos en la distancia, palabras de ánimo cuando lo necesitas y consejo
limpio, sin dobleces.
En definitiva, son la sencillez de lo que deben ser las
relaciones humanas, por eso están en este Colegio y forman el equipo de Javi, el
hijo de Don Andrés. Equipo donde un profesor maestro puede dar clase a
tres generaciones, al final un poco desfasado en método, pero trasmisor del
saber que debe venir de cuna. Hay otros que ya están tomando el relevo. Están
los jóvenes, los que crían a los canijos de tres años, los socializan y hacen
que empiecen a saber lo que significa compartir. Está enfermería, psicología,
el superpluriempleado de deportes, limpieza, cuidados en comedor con sus turnos
diabólicos, los de primaria, unos auténticos máquinas que van los sábados a ver
cómo juegan sus niños en competición, o que se abrazan con ellos en medio del
pasillo. Los de la ESO, especie aparte que torea cada día con esa locura
hormonal que es la adolescencia.
Todos, desde el primero hasta el último, Enrique, Javi,
Paco, Anasta, Mar, Marta, Pepi, Amaya, Ramón ¡Ay Don Ramón! Clara, Montse,
Luisa, Sergio, Mari, Mari Ángeles, Miguel, Amparo, Raquel, Laura, Cristóbal
(con tilde), David, Mónica, Víctor, Brian, otro Javi, Ana, “El Dire” y Chema,
que es parte del colegio ya de por vida, el AMPA al completo que aquí no lleva
“h”, el montón de antiguos alumnos que se reincorporan ayudando, dando clases
de actividades, formando un club deportivo paralelo al camino académico, Pedro,
Dani, Álvaro, antes Pablo, todos ellos son una mano amiga, una forma de ver la
vida, un ejemplo y un impulso cuando falta fuerza.