Alcalá con Alfonso XI, peligrosamente cerca de unos comulgadísimos estudios de radio.
Me para un periodista metido a eurodiputado con vocación de hooligan.
Vamos a una calle muy próxima a la sede de un partido político, frente a un bar con no menos de ocho guardaespaldas en la puerta.
Conversación insulsa.
-¿le molesta que le reconozcan por la calle?
-¡No!- serio, muy serio-¿por qué iba a molestarme?
Fin de la conversación, cinco minutos después llegamos al destino.
-Son 3,40.
L.H.
ResponderEliminarjajajaja