Olvidé mi tesoro
y quedó mi cordura
encerrada en la cueva
tras una fugaz promesa
y quedó mi cordura
encerrada en la cueva
tras una fugaz promesa
El regalo del sabio
era tan poderoso
que ni el tiempo ni el viento
arrancaron mi pensamiento.
Una estrella cruzando
mi cabeza, da vueltas,
como flechas que salen
hacia dentro, sin tregua.
Ahora vuelvo a la cima,
un alma que se entrega,
una puerta que se abre
en una noche cerrada.
Se escaparon mis sueños
por rendijas que queman.
Ese fue mi pecado
en una amarga velada.
Un recuerdo olvidado.
Unos ojos cerrados.
Un tesoro perdido
en una vida enterrada.
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