a veces nos lo merecemos

A veces, nos lo tenemos merecido.
Martes 28-10-2008, el día del diluvio en Madrid.
-No veas qué pena, dice mi mujer.
-Sube una chica al autobús llorando y diciendo ¡me ha escupido en la cara! Le preguntó que qué le había pasado,y le contestó que un taxista le había escupido. Que paró un taxi, y al abrir la puerta el tío la dice de muy malos modos –“¡¡no ponga eso ahí, déjelo en el suelo!!” (el paraguas).
-Sí, si lo iba a hacer, dijo ella.
Arranca el coche y ella le pide que pare, que se baja.
-¡¡Y no dé portazo!! Eeh?!
Ella sale y le da un merecido paraguazo al coche.
El tío para y le escupe en la cara.
-¿Qué le dijiste? Pregunto.
-Pues nada, que no todos los taxistas son iguales, pero ella me contestó que ya le habían pasado más cosas, y que no le extraña la fama que tenéis.
-¿Le dijiste que yo era taxista?
-No, no quise.


Estoy harto, harto de ese típico “compañero” de 55 años para arriba mal vestido, mal educado, que piensa que los clientes son suyos, que están para servirle a él y por tanto los desprecia, que se comporta igual en las calles con el resto de conductores. Ese es el estafador del aeropuerto, gente resabiada y sin escrúpulos que no lleva a una mujer con carricoche.
También los hay más jóvenes, como un belga rubio de pelo largo de no más de 38 años que conduce un Mercedes conseguido como tironero a base de estafas en Barajas, en la t-2 ó t-1 salidas.
Nosotros como colectivo apenas podemos hacer algo para librarnos de ellos. Necesitamos vuestra ayuda, que a base de denuncias ante la policía, es la que nos puede librar a todos de esa lacra.

Hoy me ha dado vergüenza la palabra taxista, pero no el oficio. Es, a pesar de todo, tremendamente enriquecedor, y eso hace que me sienta orgulloso.


Pd: Si podéis, haced circular este texto. Nos hará bien a todos.

Lic. 10932

  04-03-09